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Un grupo internacional de científicos en el que participa IDIVAL ha logrado identificar varios genes alterados en los linfomas periféricos de células T

3 de enero de 2017

Los linfocitos T son células de la sangre cuya misión es destruir las células malignas que afectan a nuestro organismo. Luchan contra las células enfermas que en ocasiones se originan en los órganos o las que han sido infectadas por virus. Sin embargo, cuando sufren determinadas alteraciones genéticas pueden causar tumores como los linfomas de células T periféricas, que tienen una tasa de mortalidad muy elevada.

Además de su agresividad, otra de las razones que dificultan su tratamiento es que no son fáciles de identificar. Normalmente un 30% se diagnostican como linfomas T de origen poco claro.

Esta semana, un grupo internacional de científicos, en el que participa IDIVAL, ha publicado en la prestigiosa revista PNAS los resultados de un estudio en el que se logran identificar varios de estos genes alterados en los linfomas de células T de origen poco claro.

Uno de ellos es el proto-oncogén VAV1, que habitualmente se encuentra con alteraciones genéticas en un 12% de los pacientes analizados. El mismo gen aparece en frecuencias más bajas (entre el 3% y el 7% de los casos) en otro tumor con propiedades malignas similares, el linfoma de células T angioinmunoblástico.

 “Lo interesante no es solo el hecho de haber encontrado mutaciones con alta frecuencia en el gen VAV1 en estos tumores, sino también que muchas de estas originan moléculas hiperactivas que probablemente contribuyan al desarrollo de este tipo de tumores” explica Xosé R. Bustelo, científico del CIC y uno de los autores del trabajo.

Además, el avance puede ayudar al tratamiento de este linfoma con fármacos: “Dado que la oncoproteína VAV1 tiene una actividad biológica potencialmente factible de poder ser inhibida por fármacos, estos hallazgos establecen también una posible diana para el desarrollo de tratamientos farmacológicos más efectivos”, asegura Javier Robles, investigador del equipo de Bustelo.

Numerosas alteraciones genéticas

En cualquier caso, una de las dificultades que habrá que afrontar es que estos tumores son muy heterogéneos y presentan numerosas alteraciones genéticas. “Dependiendo del tipo de mutaciones que alberguen, habrá pacientes que exhibirán comportamientos clínicos diferentes tanto en su evolución clínica como en la respuesta a tratamientos”, indican los autores.

La complejidad que describen implica que aún deben seguir investigando para extender el estudio a un gran número de pacientes, de forma que puedan asignar a cada firma molecular un comportamiento clínico específico.

El trabajo está coordinado por los españoles Teresa Palomero y Adolfo Ferrando, cuyos grupos de investigación se encuentran en el Institute for Cancer Genetics de la Universidad de Columbia, en Nueva York. También participan centros como el Instituto de Investigaciones Biomédicas Pi i Sunyer de Barcelona e IDIVAL, entre otros.