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La actividad física reduce las visitas médicas y hospitalizaciones

3 de agosto de 2020

Una investigación desarrollada por los profesores David Cantarero, Marta Pascual y Javier Lera, miembros del Grupo de I+D+i en Economía de la Salud y Gestión de Servicios Sanitarios UC-IDIVAL demuestra la gran importancia que juegan los estilos de vida de nuestros mayores en su uso de recursos sanitarios como son las consultas y las hospitalizaciones.

En general, a partir de los 50 años se comienza a ver un incremento en la utilización de recursos sanitarios. En particular, los mayores de 65 años son el grupo de población que más uso hace de los servicios sanitarios. Es comprensible debido a varios factores: el incremento de la esperanza de vida, el desarrollo de nuevas tecnologías y técnicas médicas y a la contribución de estas personas en la sanidad a través del pago de impuestos. No debe olvidarse que los mayores son los que más han contribuido el desarrollo del sistema de bienestar.   

El estudio ha sido publicado en la revista Atlantic Economic Journal con el título “Healthcare Utilization and Healthy Lifestyles among Elderly People Living in Southern Europe: Recent Evidence from the SHARE”. En él, se examina el impacto que tienen los estilos de vida de nuestros mayores en su número de visitas médicas y hospitalizaciones. Para ello se ha utilizado un panel de datos extraído de la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (Survey of Health, Ageing and Retirement in Europe – SHARE). Esta base de datos es de las más utilizadas en los estudios sobre personas mayores debido a su carácter multidisciplinar. Contiene información sobre las relaciones de carácter personal, estilos de vida, datos socioeconómicos o de salud de los encuestados.

En este caso, el estudio se centra en el hábito tabáquico y la actividad física de los mayores. No obstante se tienen en cuenta otros factores como son la edad, el género, datos socioeconómicos o de salud, tales como la cronicidad o la salud auto percibida y se han contabilizado los datos de 16 años atrás. 

A primera vista se entiende que fumar incrementaría el uso de recursos sanitarios y que por el contrario, la realización de actividad física reduciría dicho uso. No obstante, es imprescindible dar una cifra al impacto de estos hábitos para poder planificar a medio y largo plazo y así poder garantizar la sostenibilidad de una de las patas del estado de bienestar. 

Como resultados principales del estudio se pueden resaltar que el hábito tabáquico tiene un impacto significativo en el número de hospitalizaciones, en concreto, se estima que aquella persona que haya sido fumador ve sus hospitalizaciones incrementadas en un 14,22%.  Por el contrario, aquellas personas que se mantienen físicamente activas están asociadas con una reducción del 7.8% – 28,25% en las consultas médicas y el número de hospitalizaciones respectivamente. Estos resultados son muy útiles para la planificación y puesta en marcha de políticas públicas que fomenten la actividad física entre nuestros mayores.

No obstante es muy importante tener en cuenta otros factores como el geográfico, el nivel socioeconómico o el género.  En el estudio se demuestra que el impacto del lugar de residencia juega un papel nada desdeñable. En relación al nivel socioeconómico, se aprecia un sesgo positivo sobre aquellos individuos de rentas más altas: mayor renta significaría una mayor utilización de recursos sanitarios. Además, el sesgo de género también debe ser tenido en cuenta en todas las medidas que se lleven a cabo.  Es imprescindible recordar que las mujeres tienen una esperanza de vida mayor y que son las que se encargan de todas aquellas tareas relacionadas con el cuidado de personas, lo que reduce su tiempo libre y podría llegar a empeorar su salud.

En tiempos de la COVID-19, se hace todavía más importante la utilización eficiente de todos los recursos para poder hacer frente de una manera más óptima a la pandemia. Para ello, es útil poder identificar todos los factores asociados a la utilización sanitaria ya que son decisivos para el diseño de políticas que tengan como objetivo el sostenimiento del sistema de bienestar. Dichas políticas se pueden llevar a cabo mediante la mejora de los resultados en salud o el empoderamiento de los ciudadanos (tal y como se pide desde las instituciones europeas).

Referencia: Cantarero-Prieto, D., Pascual-Sáez, M. & Lera, J. (2020) Healthcare Utilization and Healthy Lifestyles among Elderly People Living in Southern Europe: Recent Evidence from the SHARE. Atl Econ J. https://doi.org/10.1007/s11293-020-09657-3